Estaba absorta en mis pensamientos, cuando se acercó a escasos tres centímetros de mi rostro. -Tus pupilas, están demasiado dilatadas- dijo observándome con detenimiento. Sentí como la sangre de todo mi cuerpo se acumulaba en mis mejillas por la cercanía y de repente, se vino a mi memoria áquel estudio que habia leído meses atrás; decía que, tus pupilas se dilatan cuando ves a la persona que amas. -Drogas, le contesté con una sonrisa a medias-. Sin que supiera que mi única droga en la vida, era ella...